LA NECESIDAD DE UNA TEORÍA DE EDUCACIÓN

El autor expone la propuesta de una teoría en donde se critica la ineficacia del aprendizaje memorístico en relación con la retención a largo plazo y la aplicación del conocimiento; destaca el aprendizaje significativo como una mejor forma, eficaz y necesaria, para generar pensamiento creativo, y propone que la Educación mezcle teorías de aprendizaje, teorías de conocimiento y teorías didácticas, proposición aplicable también a la dirección de empresas.

 

De acuerdo con el autor, la Educación tiene el propósito fundamental de capacitar a los aprendices para hacerse cargo de su propia construcción de significados; es decir, el aprendiz ha de integrar el aprendizaje a través de pensar, sentir y actuar, creando con ello nuevos conocimientos. Además, considera educación acertada a la inclusión de tres formas de aprendizaje: 1. adquisición de conocimientos (cognoscitivo), 2. modificación de emociones y sentimientos (afectivo) y 3. mejora de la actuación o acciones físicas o motrices (psicomotor), como una terna de aprendizajes que añade comprensión a las propias experiencias.

 

Así, todo hecho educativo es una acción compartida de permuta de significados y sentimientos entre aprendiz y profesor, es una negociación que puede ser efectiva o contraproducente si arroja ofuscación o ineptitud; pero, si tal intercambio florece emocionalmente positivo e intelectualmente constructivo surge como un aprendizaje significativo. Es, entonces, un aprendizaje significativo la integración constructiva entre pensamiento, sentimiento y acción encaminado a la disposición de compromiso y responsabilidad, que sumado a la autenticidad y honradez desatan interacciones constructivas de confianza en ambientes de colaboración.

 

La educación alecciona a las personas para ser creativas y felices, pero el verdadero valor del aprendizaje se manifiesta hasta que se entiende el significado de lo que memorizamos, es decir, sólo sucede como aprendizaje significativo cuando se le confiere un valor. De ahí la importancia de un profesor eficaz, quien imprime emociones, interés, afecto y entusiasmo a diferencia de las tecnologías que difícilmente transmiten tales expresiones.

 

De esta manera, durante el proceso enseñanza-aprendizaje se definen cinco elementos fundamentales:

1. El aprendiz, quien establecerá su propia construcción de significados a partir de la negociación con el profesor y el involucramiento de pensar, sentir y actuar.

2. El profesor, quien transmite pensamientos, emociones y acciones para negociar con el aprendiz y procurar su construcción de significados.

3. El conocimiento, el cual se crea durante el intercambio de pensamientos, emociones y acciones entre profesor y aprendiz.

4. El contexto, ambiente de confianza donde sucede la colaboración entre aprendiz y profesor.

5. La evaluación, para evaluar actitudes, conocimientos y aptitudes generadas.

 

Este último punto, importante para la investigación educativa porque resulta una limitante debido a los deficientes e inadecuados instrumentos de evaluación que, lejos de permitir una adecuada evaluación, ponen al aprendiz en emociones que le llevan a fallar en pruebas como cuestionarios, opción múltiple, falso y verdadero. El autor propone como mejor alternativa para evaluar los mapas conceptuales.

 

CONCLUSIÓN PERSONAL

Si los microciclos (pensar, sentir y actuar) dentro de un macrociclo (proceso de enseñanza-aprendizaje) son considerados para todos los involucrados como una motivación para crear ambientes amigables, como docentes podremos generar confianza, auto-compromiso y responsabilidad de todas las partes en el aula y emanar un flujo amplio y constante de conocimiento a través de aprendizajes significativos para todos, en donde, además, las evaluaciones sean consecuencia de una experiencia espontánea, grata y alentadora.

 

Referencias

Novak, J. (1998). LA NECESIDAD DE UNA TEORÍA DE LA EDUCACIÓN. En C. González, Conocimiento y Aprendizaje (págs. 27-38). Alianza.